martes, 1 de septiembre de 2009

PUERTAS GIRATORIAS.
Rafael Gazga Flores.*
*Colaborador de Facdearq: Facdearq núm., 1pág 05, año 2004.

fotos: juan carlos ilescas

La filosofía es una manera de abordar las cosas: es una especie de cabalgamiento sobre algo que no tiene pies ni cabeza, pero que por lo mismo no deja de ser inquietante, perturbador, pero también es regocijo, es alegría, es vida y descubrimiento, es movimiento perpetuo. Una oscilación de ideas que van y vienen, que no dejan de entrelazarse. El nacimiento del sol, su estructura, su funcionamiento, su caducidad, su empobrecimiento, su fragilidad, el contraste con otras estrellas lejanas, las distancias, el polvo cósmico, la medicina, la ciencia de la Química, la ciencia de las Matemáticas, su proceder, la manera en como razonamos, los encadenamientos de razones, axiomas e ideas. Se intenta comprender la manera en que nos adentramos en las cosas cotidianas, el ir y venir, las emociones a veces violentas, crímenes, desalojos, la burocracia, el Estado, las oficinas y nuestro enrolamiento institucional, las máscaras de hace muchos años, los crayones que usamos de niños, nuestras vivencias mas inmediatas, la lucidez que nos ofrecen los demás al ir a trabajar, el derecho de exigir y protestar…en fin, se suceden cosas a diario y nosotros atravesamos la puerta de nuestra oficina o nuestra casa, prendemos el ventilador, hacemos cosas ya sabidas, emprendemos alguna tarea, vemos el televisor y nos asomamos a los sucesos mundiales, a acontecimientos que transcurren fluidamente, aunque entorpezcan nuestra capacidad de reflexión; el planeta gira, las estrellas siguen vivas, las plantas permanece ahí. El mar aparece como siempre, siguen realizándose descubrimientos, se invierten enormes cantidades de dinero para combatir guerrillas, se sorprenden del malestar social. La ciudad por ejemplo es un asidero de herramientas para descubrirse a través de lo que dicen u opinan los otros, de lo que hacen, de lo que dejan de hacer. Su estado flemático, su carcomida capacidad de acercarnos emotivamente de manera menos violenta. La ciudad es un lugar en dónde habitamos de una manera determinada. Nos acostumbramos a las distancias, tenemos que hacerlo. Nos acostumbramos a las mentadas de madre, nos acostumbramos a que nos miren con acecho, con desconfianza, con ganas de pelear, con rencor, con deseos de transgredir algo que es transparente y que nos sigue, como un animal, a todas partes.

Es pues la Filosofía una especie de prestidigitación a sabiendas que lo que se esta haciendo es una actividad que no tiene retribuciones monetarias. Es una actividad de aquel que se distingue por plantearse cosas que los demás dan por hecho, es un desavenirse del mundo y su homogeneidad, atrapar una idea y seguir pensándola hasta sus últimas consecuencias. Un humedecerse de contagios intelectuales, un subsumirse, una manera de andar por el mundo. La Filosofía como tal, representa una actividad individual, en dónde aquel que intenta indagar algunas causas o explicaciones de índole diversa a las que nos ofrece el sentido común, se ve en la disyuntiva siempre abierta a dejar las cosas tal y como están y no volver a tocar el tema de otra manera que como siempre la tradición dogmática cotidiana nos sugiere. Es una manera de involucrarse con las cosas de este mundo, con las emociones, con las historias individuales y colectivas, con enfermedades y situaciones imprevisibles, con estados alterados de conciencia, con avidez intelectual, con aburrimiento a la espera de una puerta semiabierta. El entablar una relación distinta con las cosas no es tarea fácil, estamos muy acostumbrados a verlas a perpetrarlas de una manera trivial o común. La Filosofía es un encuentro con imágenes primigenias, entendido esto como un resaltar las imágenes que tenemos habitualmente y preguntarnos acerca de su naturaleza, la manera en cómo proceden las sentidos para darme todo el bagaje fenoménico que puedo aprehender por medio de ello. Un cabal emprender el camino en dónde las imágenes que tenemos delante de nosotros tienen un significado mas allá de lo acostumbrado, un contemplar a veces como se suceden unas cosas a otras, las maneras de comportarse de los seres humanos, su pobre capacidad para comunicarse habiendo tantos libros tantas casas editoriales, tantos escritores, tantos niños que empiezan a decir a pronunciar sus primeras palabras. La Filosofía ha opinado sobre todo porque es la única “ciencia” que tiene a la mano la capacidad de abordarlo todo sin cortapisas. Es una actividad realizada por medio de la reflexión y surge cuando tenemos la necesidad de abordar los problemas de otra manera, es transgredir las cosas ya sabidas, especular, retraerse un poco y soltar la pregunta, dejar que se vayan formulando, invitar a nuestro propio entendimiento a encontrar las preguntas y tratar de soslayar la importancia que tienen en nuestra vida como seres humanos. Por eso la Filosofía se ha encargado de revelarnos que existe un sentido por ejemplo distinto para contemplar las cosas. La contemplación sugiere un estado distinto de nuestra conciencia para grabar las interferencias que se suceden a diario, es contemplar nuestro propio proceder en el pasado. Quisiera ahondar en la actividad reflexiva que tiene el quehacer filosófico en nuestras vidas. Abordar los conflictos que se suceden a diario en el mundo nos permite preguntarnos que es lo que trata de alcanzar el ser humano. De que se vale para conseguirlo, como se comporta con otros seres humanos y como actúa a solas. Qué es lo que más teme. Un Modo distinto de emplear el tiempo, de compenetrarlo, de tenerlo en cuanta pero que no se nos escurra de las manos. Este mundo a veces se asemeja al infierno pero sobre todas las cosas existe una tenue vacilación del ser humano. Es la Filosofía una capacidad que tenemos de revolcarnos con nuestros propios conceptos, es ver las cosas y entender un significado aún oculto, es voltear a ver como han sido las cosas, como van sucediéndose unas y otras, como el lenguaje representa la mas versátil y fecunda de las realizaciones humanas y sin embargo resulta ser tan estereotipado y tan esquemático, tan estéril, tan frágil en sus proyecciones. Es una capacidad que tenemos todos los seres humanos para reflexionar en cuánto la necesidad de vulnerabilizarnos ante las expectativas de los demás, pero es una vulneralización que no hace perder la autonomía del individuo, sino al contrario le permita reencontrar un sentido que le ha sido otorgado desde que nació, una facultad pues de discernimiento y lucidez que le permitirá acercarse a las cosas de otra manera, de otorgarles un significado distinto… de consumirse en ellas.



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